jueves, 3 de enero de 2008

¿Por qué „Siguiendo a Li“?

En la búsqueda dentro-y-más-allá π, el concepto de „Li“ π llegó hasta mis costas. Este encuentro se produjo a través del gran libro „El Camino del Tao“ de Alan Watts, el cual en un breve pasaje esboza lo que podría llegar a ser Li: “Aunque el Tao es wu-tse (no ley), posee un orden o modelo que puede ser reconocido claramente, pero no puede ser definido por ley, pues tiene demasiadas dimensiones y demasiadas variables. Este tipo de orden es el principio de Li, una palabra cuyo sentido original responde a modelos tales como las marcas que pueden verse en el jade o en la textura de la madera.
Li debe entenderse, por tanto, como orden orgánico, a diferencia de orden mecánico o legal, ya que estos dos se ajustan a la ley. Li es el orden asimétrico, no repetitivo y no reglamentado que reconocemos en los dibujos que forma el agua al moverse, las formas de los árboles o de las nubes…Para sintetizar lo dicho hasta aquí, el Tao es el curso fluyente de la naturaleza y del universo; Li es su principio de orden y según Needham, podemos traducirlo como ´ modelo orgánico ´; el agua es la metáfora elocuente…El Tao no es considerado como el amo y creador de nuestro universo orgánico. Puede reinar, pero no gobierna, es el modelo de las cosas, pero no la ley visitante”
.
[1]
Leer este pasaje fue el comienzo de un viaje hacia Li. Para realizar este viaje, casi de manera automática, iba a recopilar toda la información posible sobre el „Tema Li“. Cuando estaba por comenzar esta búsqueda de forma enciclopédica, el mismo susurro de Li me dijo que no era necesario, que Ella se presentaría si hacía de vehículo a la ley que representa. Entonces, como no hay expresión sin apertura, me abrí a la intuición que propicia la meditación. Desde ese Ejercicio y la intencionalidad de Li, surgió un diálogo entre un discípulo, el cual lanza vocablos exploratorios hacia Li, y un maestro, quien es vehículo, ya que se encuentra sobre sus huellas. Es desde este „método“ que Li da sus mínimas puntadas para su comprensión, y con ella, la comprensión de su Ley.
“Siguiendo a Li” se presenta como un pasaje de Oriente a Occidente, entendiéndolos como arquetipos de dos pensamientos. También como un pasaje entre hemisferios cerebrales: una cooperación entre el izquierdo, ávido de palabras y claras respuestas: representadas por el discípulo y por el esquema motor del que escribe; y el derecho, dueño del inabordable murmullo de la Intuición: representada por el maestro y por el corazón de quién deja que este libro “se escriba”.
Si decimos que la palabra es extensión y también que la intención que es Li quiso volverse libro, podemos decir que „Siguiendo a Li“ es una vuelta de espiral sobre sí misma para leerse a sí misma: partiendo de la curiosidad intelectual de un individual sobre un tema específico, hacia la búsqueda de la sincronicidad con el organizador kósmico: Li, para finalmente verse ex – presada en un libro.
Li es nada, es Vacío actualizándose en las formas. Aquí una forma: un hombre, ha prestado pluma para que ella sugiera, susurre: Anime.
¿Cuál es la forma de esta Forma? La letra. Letra ya no como red entramadora / atrapadora de conceptos, sino como puente hacia „un otro lado“: hacia un Silencio que organiza las formas que Anima. Palabra como Destino de Vacío deshaciéndose en la escalera de las formas. Vacío tentacular que se atrapa a sí mismo. El hombre aquí como Ojo del cielo que se mira y se comprende. Este pasaje que sugiere Li es „apuesta infinita“ a unir cielo-y-tierra con este fuelle que no es otro que el hombre que está por nacer. Este libro como Posibilidad de ayudar a esa Posibilidad: el hombre transformándose a sí mismo por el bien de todas-las-cosas que lo trajeron hasta aquí.
π Ver Glosario al final del libro.
π Ver Glosario al final del libro.
[1] Watts, Alan. “El Camino del Tao”. Editorial Kairós. Argentina. 1993. Pág. 94 – 100.

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