miércoles, 16 de enero de 2008

“Siguiendo a Li” El Libro

Este blog quiere ser un puente hacia el libro y a la comunicación con el autor.
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Gracias.

Contratapa de "Siguiendo a Li"

“Siguiendo a Li” propone, sugiere, susurra: el hombre: una vuelta más en el espiralado camino del kósmos de observarse a sí mismo. En este Intento, lo propiamente humano como puente-y-posibilidad; como Ojo de un Cielo que Se refleja y Se comprende.
Este libro, busca transformarse en catalizador de esa posibilidad: el hombre en su evolución conciente. Su forma: un diálogo entre un discípulo y su maestro. Diálogo que quiere ser bosquejo de un mapa que brinde al lector algunas coordenadas para trascender el estrecho punto de vista del ego y la sombra: su muerte como forma.
“Siguiendo a Li” se posa sobre las murallas del “yo”: las palabras, y desde allí, cartografía un “más allá” de ellas. Un más allá que se encuentra en los silencios que se dejan ex–presar en su meditativa lectura.

Prefacio

“Siguiendo a Li” es la crónica de una poesía hecha diálogo. Un hombre, un niño, un maestro, una experiencia donde la claridad se ha de vislumbrar cuando ya se puede ver la oscuridad. El tiempo es tiempo y no. El mundo es este y otro mundo. El padre es uno que no es el padre y el hijo es todos los hijos. Tal vez, entre todas las formas que se hacen figura en nuestra existencia, podamos ver que la vida siempre es aquello que no sabemos que es.
“Siguiendo a Li” podría ser una forma de recorrer el universo que apenas espiamos, a veces, como por el ojo de una cerradura y también un compendio de restos arqueológicos transmutados en nuevas-viejas-formas.
Bienvenidos al camino del retorno donde siempre hemos estado.
ConiX.

jueves, 3 de enero de 2008

¿Por qué „Siguiendo a Li“?

En la búsqueda dentro-y-más-allá π, el concepto de „Li“ π llegó hasta mis costas. Este encuentro se produjo a través del gran libro „El Camino del Tao“ de Alan Watts, el cual en un breve pasaje esboza lo que podría llegar a ser Li: “Aunque el Tao es wu-tse (no ley), posee un orden o modelo que puede ser reconocido claramente, pero no puede ser definido por ley, pues tiene demasiadas dimensiones y demasiadas variables. Este tipo de orden es el principio de Li, una palabra cuyo sentido original responde a modelos tales como las marcas que pueden verse en el jade o en la textura de la madera.
Li debe entenderse, por tanto, como orden orgánico, a diferencia de orden mecánico o legal, ya que estos dos se ajustan a la ley. Li es el orden asimétrico, no repetitivo y no reglamentado que reconocemos en los dibujos que forma el agua al moverse, las formas de los árboles o de las nubes…Para sintetizar lo dicho hasta aquí, el Tao es el curso fluyente de la naturaleza y del universo; Li es su principio de orden y según Needham, podemos traducirlo como ´ modelo orgánico ´; el agua es la metáfora elocuente…El Tao no es considerado como el amo y creador de nuestro universo orgánico. Puede reinar, pero no gobierna, es el modelo de las cosas, pero no la ley visitante”
.
[1]
Leer este pasaje fue el comienzo de un viaje hacia Li. Para realizar este viaje, casi de manera automática, iba a recopilar toda la información posible sobre el „Tema Li“. Cuando estaba por comenzar esta búsqueda de forma enciclopédica, el mismo susurro de Li me dijo que no era necesario, que Ella se presentaría si hacía de vehículo a la ley que representa. Entonces, como no hay expresión sin apertura, me abrí a la intuición que propicia la meditación. Desde ese Ejercicio y la intencionalidad de Li, surgió un diálogo entre un discípulo, el cual lanza vocablos exploratorios hacia Li, y un maestro, quien es vehículo, ya que se encuentra sobre sus huellas. Es desde este „método“ que Li da sus mínimas puntadas para su comprensión, y con ella, la comprensión de su Ley.
“Siguiendo a Li” se presenta como un pasaje de Oriente a Occidente, entendiéndolos como arquetipos de dos pensamientos. También como un pasaje entre hemisferios cerebrales: una cooperación entre el izquierdo, ávido de palabras y claras respuestas: representadas por el discípulo y por el esquema motor del que escribe; y el derecho, dueño del inabordable murmullo de la Intuición: representada por el maestro y por el corazón de quién deja que este libro “se escriba”.
Si decimos que la palabra es extensión y también que la intención que es Li quiso volverse libro, podemos decir que „Siguiendo a Li“ es una vuelta de espiral sobre sí misma para leerse a sí misma: partiendo de la curiosidad intelectual de un individual sobre un tema específico, hacia la búsqueda de la sincronicidad con el organizador kósmico: Li, para finalmente verse ex – presada en un libro.
Li es nada, es Vacío actualizándose en las formas. Aquí una forma: un hombre, ha prestado pluma para que ella sugiera, susurre: Anime.
¿Cuál es la forma de esta Forma? La letra. Letra ya no como red entramadora / atrapadora de conceptos, sino como puente hacia „un otro lado“: hacia un Silencio que organiza las formas que Anima. Palabra como Destino de Vacío deshaciéndose en la escalera de las formas. Vacío tentacular que se atrapa a sí mismo. El hombre aquí como Ojo del cielo que se mira y se comprende. Este pasaje que sugiere Li es „apuesta infinita“ a unir cielo-y-tierra con este fuelle que no es otro que el hombre que está por nacer. Este libro como Posibilidad de ayudar a esa Posibilidad: el hombre transformándose a sí mismo por el bien de todas-las-cosas que lo trajeron hasta aquí.
π Ver Glosario al final del libro.
π Ver Glosario al final del libro.
[1] Watts, Alan. “El Camino del Tao”. Editorial Kairós. Argentina. 1993. Pág. 94 – 100.

¿Qué es “Siguiendo a Li”?

Es lo que llamaría un „ensayo proyectivo“: un género a mitad de camino entre prosa y ensayo. Es decir, su entramado constitutivo da puntadas teóricas mínimas para que el lector pueda asirse, erguirse en ellas, pero no lo suficiente. Él mismo se verá siempre involucrado, m(n)odificado dentro de esa trama. Es por ello que el origen de la “construcción teórica” permanece velado. Así entonces, despejando el camino de citas y menciones, lo estético toma forma e incita al lector a ser un autor de este texto: quien irá construyendo un entramado propio tanto en los márgenes como en los Vacíos (hiancias) que él mismo, con su presencia, provoca en la lectura.
Li sugiere, se deja ver por momentos, es decir: relampaguea. La construcción de este entramado de palabras tiene la intención de hacer que el lector vuelva a las intuiciones que son voces, susurros al oído, que se esconden detrás de este diálogo.
A este escrito le gustaría dejar centellantes impresiones más que un frondoso contenido teórico, el cual podría entorpecer el Camino hacia Li: Verdadero Destino.

¿Cómo es “Siguiendo a Li”?

Como un árbol, se organiza desde un diálogo central: un índice, su tronco: “Tras las Huellas de Li”. Allí se esbozan frases que invitan a planear sobre esas preguntas desde siempre formuladas. Desprendiéndose de las frases, a modo de ramas, cada uno de los veinticuatro capítulos que, como olas en el mar, nos llevan un poco más allá, para luego hacernos retornar a la calma de lo indiferenciado en el vacío de la meditación, el único Estado que Li propone para el Destino del Hombre.